lunes, 2 de junio de 2014

¡El santanderismo no pasará!


¡El santanderismo no pasará!
Osly Hernández
Colectivo Surco



En medio de la polémica situación electoral que vive nuestra hermana Colombia, donde la oligarquía se pugna de nuevo el control político con la participación electoral más baja de su historia y de las fuertes amenazas de asesinato al líder de nuestra revolución bolivariana y primer Presidente chavista, Nicolás Maduro, conmemoraremos otro año de la muerte del Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre.

Algún lector distraído podría preguntarse qué tienen que ver entre sí estos eventos, pero es que cuando revisamos nuestra historia notamos cómo las polémicas, planes macabros y contradicciones de ayer siguen vigentes hoy día, en sus orígenes y métodos. Me explico...

Antonio José de Sucre, a quien nuestro Bolívar considerara su hijo y, más que eso, su posible sucesor, fue una de las víctimas más importantes que cobró la conspiración contra la unidad nuestro-americana. Fue en Colombia, con los santanderistas a la cabeza, donde se fraguó el vil asesinato del Mariscal. Alfonzo Rumazo, citando al general Mosquera (integrante del plan “septembrista” de Bogotá), lo recoge de la siguiente manera:

la revolución de Venezuela había despertado el espíritu turbulento de los partidarios del general Santander y de los exaltados liberales, que simpatizaron con los conspiradores del 25 de septiembre, y eran los que promovían la idea de la separación de la Nueva Granada. Era para ellos un obstáculo la existencia de Sucre, que consideraban como el lazo de unión para mantener la integridad de Colombia” (la grande).

El 4 de junio de 1830, en las montañas de Berruecos-Arboleda cerca de Nariño, Colombia, a sus 35 años, cayó asesinado Sucre. “Uno de los disparos, el del fusil hecho por Morillo, dio en la tetilla derecha, mató instantáneamente. Ese corazón de tan irrevocable nobleza fue el destrozado”. Bolívar, al enterarse de la noticia, exclamó: "¡Santo Dios! ¡Se ha derramado la sangre de Abel!... La bala cruel que le hirió el corazón, mató a Colombia y me quitó la vida". Y es que bien sabía nuestro Libertador que con este evento la oligarquía de la época lograba frenar el primer intento de que nuestro continente creciera junto, se plantara como una fuerza política y económica ante las pretensiones del nuevo imperio que empezaba a formarse en tierras norte americanas.

Hoy, el escenario geopolítico muestra que la herencia de la historia sigue viva: una Colombia gobernada por los hijos de Santander y una Venezuela gobernada por los hijos de Bolívar, se enfrentan a favor y en contra, respectivamente, de los intereses imperialistas que siguen intentando minar el camino hacia la UNIDAD. Hoy, el hijo del Bolivariano contemporáneo, Chávez, se encuentra amenazado por quienes desde Colombia, por orientación yanqui, intentan quitarle la vida. Por ello, que nadie se equivoque. El cuido de la integridad de nuestro Presidente y el apoyo del pueblo al legado que en él dejó nuestro Comandante, son el objetivo principal de este tiempo. Impedir que el destino de Sucre se repita en Maduro es de suma importancia para avanzar en el proyecto histórico y cerrar filas en apoyo irrestricto al difícil papel que le ha tocado jugar, también resulta estratégico.

¡Camarada Nicolás, estamos con usted y, como se dijo en el Encuentro de Comunas, cuente y confíe en su pueblo, que organizado será invencible!

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