sábado, 21 de julio de 2012

2012 Y LAS MANIFESTACIONES DEL IMPERIALISMO COMO FASE SUPERIOR DEL CAPITALISMO

Gustavo Rivero

En medio de la crisis por la que atraviesa el capitalismo mundial, el imperialismo actúa en varias direcciones, entre las que podemos destacar el control cultural, el control político-militar y el control económico.
Así observamos lo ocurrido en Paraguay con el golpe de Estado contra el gobierno de Fernando Lugo, como ocurriera en años pasados en Honduras contra el gobierno de Manuel Zelaya, las sistemáticas maniobras contra el gobierno de Evo Morales en Bolivia, la complicidad manifiesta ante el fraude electoral en México, las amenazas a Siria e Irán, los ataques a los países del ALBA y un sinfín de acontecimientos más.
 
Está clarito que el imperialismo no está jugando carrito (si lo estuviera no sería imperialismo). De allí la necesidad que tiene de sacarle la correa a aquellos pueblos que osan salirse del carril. Eso ha sido así históricamente y recientemente lo hemos visto en nuestra América. Lo importante a resaltar es que ninguna de las acciones de las burguesías locales se podría desarrollar sin la venia del imperialismo.
Pero la furia imperial se incrementa a niveles insospechados contra aquellos pueblos que no sólo se salieron del carril, sino que además se convierten en verdaderos obstáculos y peor aun cuando se convierten en referencia y ejemplo de lucha para los pueblos del mundo. Así vemos en el Medio Oriente la irreverencia del pueblo Sirio, o el pueblo persa que demuestra una gran capacidad de desarrollo e independencia económica; también el pueblo de Corea del Norte, que ha tenido la valentía de decirle al imperialismo “... no te como malandreo” después de haberlo derrotado en la guerra.
Otro elemento importante es que el imperialismo requiere de recursos para superar su crisis, en particular recursos energéticos y acuíferos. Esto explica en parte la política imperial en el Medio Oriente, en Suramérica y en nuestra América en general.
Pero hay una cuestión esencial para la política imperialista. Aniquilar cualquier alternativa al capitalismo y más aun en medio de la crisis que vive. Por eso, el enemigo principal del imperialismo es la Revolución Bolivariana y viceversa. Entonces, para el imperialismo destruir la Revolución Bolivariana pasa por destruir a la ALBA, a UNASUR, el MERCOSUR, la CELAC, destruir el desarrollo de la multipolaridad y multicentralidad, que es política bolivariana y, por ello, también es objetivo destruir las relaciones con Rusia, China, Bielorrusia e Irán.
Por nuestra parte nos toca seguir desarrollando la política internacional de la integración, de la solidaridad con los pueblos que luchan contra el imperialismo, seguir desarrollando nuestras fuerzas productivas en armonía con el planeta, seguir derrotando los mecanismos de reproducción ideológica del capitalismo y sus burguesías (en particular los mediáticos), seguir preparándonos para la defensa de nuestros sueños y, finalmente, seguir construyendo, todos los días, el ejemplo del socialismo rumbo a una sociedad sin clases.

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