miércoles, 19 de octubre de 2011
Editorial (Septiembre)
PUEBLO
Y VANGUARDIA: UNIDAD DIALÉCTICA PARA
LA REVOLUCIÓN
Hay
un debate histórico en la izquierda acerca del reconocimiento o
negación de la vanguardia. En Venezuela, contradictoriamente la
misma izquierda que dice negar la vanguardia, reconoce al camarada
Hugo Chávez como líder fundamental de esta revolución en
desarrollo. Ni qué decir de la derecha, que no sólo lo reconoce,
sino que le teme en extremo.
Cuando
el pasado jueves 30 de junio, el camarada Chávez se dirigió al país
desde Cuba, nuevamente quedó aclarado sin duda alguna que no sólo
es el centro de la vanguardia venezolana, sino mundial. No porque sea
el presidente de la República, sino por el liderazgo natural que se
manifiesta en la conexión directa con el pueblo venezolano y otros
pueblos de Latinoamérica y el mundo. Esto, a regañadientes, ha
tenido que recogerlo la prensa capitalista mundial.
El
Chávez-líder, el Chávez-vanguardia, nos transmite la necesidad de
asumir la vanguardia colectiva, la vanguardia social, la cual venimos
construyendo en estos últimos años de forma acelerada. Es así como
comprendemos que una cosa es la cúpula (partidista o del
funcionariado) y otra la vanguardia política.
En
este momento Venezuela exige de las bases militantes que emerja la
vanguardia política colectiva para la organización partidista, para
la contraloría en el desarrollo de la Gran Misión Vivienda y otros
grandes retos, para la denuncia oportuna contra las mafias de la
cabilla, del aluminio, del oro, para la garantía del cumplimiento de
los lineamientos constitucionales, del Proyecto Nacional Simón
Bolívar, del Libro Rojo, de las 5 líneas estratégicas, del Plan
Guayana Socialista y de todos los instrumentos que ha parido esta
Revolución, con el camarada Hugo a la cabeza.
La
vanguardia colectiva, no difusa, con figuras visibles pero no
individualistas, debe presionar a las instituciones del Estado
venezolano para que asuman su rol. La Asamblea Nacional debe
facilitar el parto popular de una nueva y revolucionaria LOT, donde
queden expresados todos los avances y conquistas que la clase
trabajadora ha ganado. El Poder Judicial y el Poder Moral deben
garantizar el cese de la persecución contra la clase obrera y
campesina revolucionaria, impulsada muchas veces por el reformismo y
el oportunismo vestido de rojo. El Poder ejecutivo, con el camarada
Hugo Chávez al frente y Elías como ejecutor, debe gobernar no sólo
para el pueblo, sino junto al pueblo mismo, minimizado hasta eliminar
las alcabalas burocráticas establecidas por una cúpula que le teme
al poder popular.
Una vez más la historia nos da la
razón, pueblo y vanguardia son una unidad dialéctica; de lo
contrario no hay Revolución. ¡Hasta la Victoria Siempre!