jueves, 17 de noviembre de 2011
Entrevista a Gioconda Mota: Para practicarse un aborto no hay que ser médico, hay que saber usar Internet
Era necesario deshumanizarla, aunque fuese ella la que hacía posible que la raza humana subsistiese. Merecía el desprecio por excitar la lujuria que nos lleva al ciclo del nacimiento y de la muerte, del cual jamás podremos desprendernos.
Según uno de los resultados de la más reciente encuesta realizada por GIS XXI, Sociología del gusto, 87% de los consultados en una muestra estadística de 2.000 personas, están en desacuerdo con el aborto adolescente.
Estos resultados sirvieron de base para un artículo publicado en el Diario Panorama (2) en contra de la despenalización del aborto libre y voluntario, en el que se recogieron diversas opiniones a través de las redes informativas y en boca de “representantes” electos por el mismo pueblo.
A través de del Sistema Nacional de Medios Públicos -Snmp- las mujeres venezolanas son visibilizadas en campañas como “Al calor de la fe”. Mientras que la lucha por su derecho a la salud y a la vida no cuenta con el mismo espacio en pantalla.
Aunque es justo decir que recientemente se inició una campaña para la prevención del embarazo adolescente. Esto no quiere decir que apoyen la despenalización de la interrupción libre y voluntaria del embarazo, al contrario algunos encumbrados voceros operan en contra de esta lucha socialista.
Para Gioconda Mota, educadora y directora del único programa feminista televisado en el Snmp, la pregunta de la encuesta de GIS XXI estuvo direccionada hacia aquello que produce mayor sensibilidad en la sociedad.
“En el país hay una problemática importante al respecto, porque somos una de las naciones en la región con mayor índice de embarazo adolescente”.
Mota considera que en esa encuesta de alguna manera “se le increpó a la gente ¿crees que ese problema se solucione con el aborto? Y obviamente la respuesta fue negativa”.
Pero la interrupción libre y voluntaria del embarazo con quien menos ocurre es con las adolescentes, caso probado en estudios realizados en el DF mexicano, donde la interrupción del embarazo es legal.
“El aborto NO es un método anticonceptivo para quienes promovemos su despenalización”. Explica Gioconda Mota que la posibilidad de que ocurran embarazos no deseados es gigantesca “Y van a seguir ocurriendo”.
“Los embarazos no deseados no sólo se derivan de las violaciones, sino también de un uso irresponsable de los métodos anticonceptivos, del propio uso de los métodos, así como también en contextos de abuso sexual intrafamiliar. Más del 90% de las violaciones ocurre dentro del seno de la familia, asunto del que nadie habla”.
La lucha por la despenalización del aborto es “un tema de agenda mundial para las feministas y Venezuela no escapa a este debate”.
Diversas consideraciones giran en torno a la discusión sobre la despenalización del aborto en el país de la revolución bolivariana.
Desde la Asamblea Nacional -AN- los diputados de derecha Miguel Pizarro (Podemos) y Dinorah Figuera (Primero Justicia) declararon a Panorama su rechazo a la interrupción del embarazo no deseado y su intención de averiguar y llevar hasta las últimas consecuencias la supuesta ilegalidad de la Línea aborto información segura (0426-1169496). Esto no es extraño.
Lo realmente asombroso es que dos diputados del Partido Socialista Unido de Venezuela -Psuv-, Henry Ventura y Zulay Martínez, coincidan ideológicamente con Podemos y Primero Justicia en condenar de antiético, inmoral e ilegal las luchas feministas por el derecho a decidir sobre su cuerpo y prevenir las muertes maternas producto de abortos inseguros, clandestinos e insalubres que se elevan a 30% de los casos de mortalidad materna en Venezuela.
-¿Por qué atacan al colectivo Faldas en Revolución y a la Línea Aborto Información Segura?
-Lo que pasa es que no se trata de feministas hablando, intelectualizando, reflexionando, proponiendo ante las instancias, haciendo marchas, sino que se trata de un grupo de mujeres valientes realizando una acción concreta para enfrentar una problemática que no atiende el Estado.
Por eso es que hay un ataque sistemático, porque no es un discurso, no es reflexión, no es una pugna con banderas frente un lugar, se trata de una acción que tiene incidencias en la realidad.
El colectivo Faldas en Revolución es quien impulsa la Línea Aborto Información Segura. La línea es un programa suramericano, no sólo de Venezuela. En Argentina su fuerza es tal que actualmente impulsan la discusión sobre la interrupción voluntaria del aborto en la Cámara de Diputados. También existe en Ecuador y en Perú, entre otros países.
-¿Cuál es el propósito de la Línea Aborto Información Segura?
-La línea se orienta a desmitificar la medicación y la acción médica ¿Por qué? Uno de los argumentos que erige el diputado del Psuv en sus declaraciones al diario Panorama es la “irresponsabilidad” de las personas que operan tras los teléfonos de la línea para medicar sin licencia.
Las feministas luchamos contra la excesiva medicación y la línea no llama a la gente a practicarse un aborto, la línea lo que promueve es la información específica sobre el uso del Misoprostol como un medicamento que posibilita la interrupción libre y voluntaria del embarazo.
Además, esta información es completamente pública, que se puede encontrar en la página de la Organización Mundial de la Salud -OMS-(3), y en otros sitios en Internet. Lo que si debería atender el Ministerio del Poder Popular para la Salud -Mpps- es el acceso al Misoprostol.
Se ha generado alrededor del Misoprostol un mercado negro, negocios en torno a la venta de este medicamento.
La línea promueve información pública y de libre acceso y se ampara jurídicamente en el derecho constitucional a la información. A ninguna persona que llame a la línea se le indica si debe o no abortar. Sólo se le da la información correcta ¿Por qué?
Porque quienes venden las pastillas en el mercado negro si que están dando la información incorrecta y el Estado no está haciendo nada al respecto. Eso contribuye a que se sigan acentuando las muertes y los daños en el aparato reproductivo de las mujeres con informaciones falsas, incorrectas, erróneas. Las mujeres vamos a seguir interrumpiendo los embarazos no deseados.
-¿Qué ocurren con las mujeres que se practican abortos insalubres, clandestinos e inseguros?
-Casi 30% de la mortalidad materna en este país es por la práctica de abortos inseguros. Eso es un asunto de Estado, un asunto de políticas, de salud pública.
-En el artículo se dice que las personas que atienden los teléfonos de la línea son inexpertas ¿Es esto cierto?
-Una no tiene que ser médico para conocer sobre el uso del Misoprostol, sólo tiene que saber usar Internet.
En vez de medicarse según las recomendaciones del delincuente que se lucra con la venta del Misoprostol y a quien no le interesa su salud, usted métase en la página de la OMS y obtenga allí la información necesaria y correcta sobre el uso de la pastilla.
Ésa información, de libre acceso y pública, es la misma que las chicas de la línea transmiten, que además no son datos inventados por la línea de aborto información segura, sino que son promovidos por un organismo internacional, del cual Venezuela todavía está suscrito.
Lo que ocurre es un proceso de democratización de esa información.
-¿Es peligroso el uso del Misoprostol, tal y como lo plantean en el artículo?
-No hay tal nivel de riesgo. Obviamente, si hay alguna complicación de orden clínico, las instituciones deben atender a las mujeres que lo presenten como a cualquier otro caso médico.
Hay que desmitificar el aborto quirúrgico como un procedimiento complejísimo. Un procedimiento ambulatorio, en ocasiones, es mucho más complejo que la interrupción de un embarazo.
De lo que se trata es de una campaña moral e informativa efectiva en contra del aborto en la que se cree que es un proceso médico hípercomplicado, traumático, cuando realmente no lo es.
-¿Por qué representantes de la mayoría “socialista” de la AN condenan estas luchas, si se dicen próximos al feminismo revolucionario?
-El asunto de fondo, como bandera en contra, es la religión. Es un debate de orden religioso y moral. Se erige una supuesta defensa de la vida como argumento central; sin embargo los que erigen esa defensa no se hacen cargo, posteriormente, de las personas que nacen de los embarazos no deseados.
Porque sin uno dijese que todos los embarazos no deseados los van a asumir la iglesia o aquellas instancias donde se promueve “la defensa de la vida”, entonces deberían criar, educar, darle calidez, amor a todo ese conjunto de personas que nacen en el seno de los embarazos no deseados.
Además, hay que pensar que el embarazo no deseado ocurre y va a seguir ocurriendo por razones múltiples. El embarazo no siempre es producto de la decisión.
-¿Por qué en una asamblea de mayoría “socialista” todavía no se discute la despenalización del aborto, cuando Estados como el argentino que no se etiquetan como revolucionarios, ya se está discutiendo un proyecto de ley al respecto?
-Yo traigo a la mesa el ejemplo de Cuba, madre intelectual y acompañante del proceso revolucionario venezolano, en el que está despenalizado por completo la interrupción libre y voluntaria del embarazo desde el año 1965 (4). No sólo está despenalizado en la isla, sino que en Cuba hay cero mortalidad materna por abortos clandestinos e inseguros.
En ese sentido es altamente, es incomprensible cómo una revolución que se asume socialista, humanista y feminista, porque además no es sólo el presidente Hugo Chávez que se asume como tal, sino que los documentos del Psuv caracterizan a ese movimiento político como feminista, por lo menos en la palabra escrita, no haya abanderado estas luchas.
Llama poderosamente la atención que propuestas como estas no encuentren acogida política por parte de estos sectores del partido. Y no es sólo la lucha por la interrupción voluntaria del embarazo, sino que en el ámbito legislativo, también constituimos la vanguardia con lo referente a la reforma de la Ley Orgánica del Trabajo, que implica la extensión del post-natal, con la seguridad social universal para todas las mujeres trabajadoras (5).
Otro elemento que no está garantizado es el tema de la paridad política, una lucha para materializar el 50-50 en los cargos de elección popular, aun no logrado. Porque es verdad que somos mayoría en los consejos comunales y en todas partes, pero no somos las decisoras.
Sólo 17% de las y los integrantes de la AN son mujeres. En términos mayoritarios los cargos medios en la administración pública y en las empresas privadas son ocupados por los hombres. Sigue existiendo la lógica de la representación masculina.
Además apostamos por el reconocimiento jurídico de la unión entre personas del mismo sexo para el goce de derechos, como el patrimonial, la seguridad social, la identidad.
Tienen que haber cambios culturales, pero deben estar acompañados por medidas de acción jurídicas positivas, y políticas públicas que permitan que esos cambios se aceleren.
Lo que ocurre en la AN es que se mezclan los preceptos de orden religioso y moral con la promulgación de leyes verdaderamente revolucionarias, lo que termina privando más allá de la mirada de derechos, transformadora, desde el punto de vista socialista. Por eso decimos que no hay socialismo sin feminismo.
En conclusión, en la AN lo que pasa es que terminan erigiéndose las banderas religiosas, porque no hay otra explicación. Esto frena propuestas como las nuestras.
-¿Pero las instancias que aplican la Ley por una vida libre de violencia y la creación del Ministerio para Asuntos de la Mujer no son los encargados de abanderar los derechos de las mujeres venezolanas?
-Avances ha habido muchos. Avances concretos y tangibles como esta ley promulgada en el año 2007. Una ley impresionantemente buena, muy bien conceptualizada, que tipifica 19 tipos de violencia contra la mujer, anteriormente invisibilizados.
Incluso, es una normativa que le da herramientas a las mujeres para el conocimiento propio, porque a veces las mujeres somos víctimas de violencia y ni siquiera lo sabemos, ya que la violencia física es la que reconoce la mayoría.
El ministerio es un logro importante para transversalizar el enfoque de género en las instituciones de ejecutivo. Pero de allí a que esto esté ocurriendo hay un trecho.
-¿Estos avances son todos los necesarios?
-No son lo únicos. Por eso diversos puntos conforman nuestra agenda de lucha. Porque como decía Lenin: “la igualdad ante la ley no es la igualdad ante la vida”.
La ley es un instrumento y un avance grandioso. Pero el problema no es la ley, el problema radica en la administración de justicia.
La justicia no la hacen elementos abstractos, sino hombres y mujeres que aplican las herramientas jurídicas para hacerla cumplir.
Si somos parte de un sistema patriarcal y tenemos una cultura machista, entonces la interpretación de la ley y su aplicación es errónea.
Apenas el 10% de los casos de violencia de género denunciados por mujeres llega a juicio. Pero el asunto no es sólo punitivo.
Consideramos que hay un avance significativo con la promulgación de la ley, pero existe una tranca en la aplicación de la justicia.
Es verdad que se han creado tribunales especializados en temas de género, fiscalías especializadas, cuerpos policiales y eso es un avance importante como país, pero seguimos teniendo un problema grande de violencia y está internalizado en hombres y mujeres.
Lo grave es que éste es un país que no ha aplicado la primera campaña masiva de opinión pública al respecto. Sobre la violencia hay que actuar, no sólo en materia jurídica, sino en la generación de conciencia.
-¿Qué tiene que decirnos sobre los artículos 430, 431 y 432 del Código Penal Venezolano -CPV- que condenan a prisión a las personas que participen en la interrupción de un embarazo?
-En el artículo 76 de la constitución (6), la familia tiene el derecho de decidir cuántos hijos tener y cuántos no.
Feministas como María León han planteado que, a la luz de la carta magna de 1999, el CPV actual es inconstitucional. Difícilmente nosotras estemos haciendo apología al delito, porque no estamos promoviendo el aborto, promovemos información de acceso público, avalada por un organismo internacional.
Hay que comprender políticamente, y esto es importante, que la interrupción del embarazo es siempre una decisión muy difícil para las mujeres.
Hay una responsabilidad muy grande de la sociedad con respecto de la subvaloración de las mujeres, sobre el verdadero conocimiento sobre nosotras y nuestra capacidad de decidir.
Nunca un aborto es una decisión sencilla. Nunca es ligera. Tanto es así que llegas a tomarla poniendo el riesgo tu propia vida.
-¿Vida que no contemplan aquellos que supuestamente defienden la propia vida?
-Así es. No promovemos el aborto desde la lógica del asesinato de niños, es un tema de defensa de la vida, de la vida de las mujeres.
No es la promoción de un delito. Los abortos ocurren y seguirán ocurriendo. Y éste es un problema que el Estado no está atendiendo. No van a dejar de ocurrir porque el Código “penoso”, decimonónico que tenemos los condene.
El CPV así como condena el aborto también establece penas mayores para las mujeres, en casos de adulterio. Estamos hablando de un código penal “vergonzoso”.
Quienes deberían revisar la apología al delito son aquellas personas que promueven que las mujeres sigan muriendo por la práctica del aborto clandestino, porque la acción del Estado no termina de romper con esa práctica.
-¿Son las mujeres venezolanas dueñas de su cuerpo?
-En este país no es legal que el marido autorice que una mujer se pueda ligar las trompas, pero hay hospitales y clínicas que no practican la ligadura sin preguntarle primero al marido.
Son esas formas de control que siguen operando culturalmente y que señalan a la mujer: “tú no eres libre de decidir sobre ti misma”. No sólo con lo que respecta al embarazo, si vas más allá, a lo más íntimo, si te vas al tema de la sexualidad se ve más claro la ausencia de control sobre el propio cuerpo, cuando éste es dominado por otro.
Entonces ya no eres dueña de tus orgasmos, ni de la libertad para sentir el placer porque tienes todo un sistema que opera a través del sujeto masculino, en un esquema permanente de dominación y control.
Las feministas insistimos que nuestra lucha no es contra los hombres, sino contra el sistema que hace que mujeres y hombres actuemos de determinada manera.
La existencia de la penalización constituye un elemento más del control societal sobre la vida y el cuerpo de las mujeres.
Quienes sabemos cuántos hijos o no queremos traer al mundo, cuántos hijos o no estamos en capacidad de criar, de mantener, somos las propias mujeres y quienes debemos tener además capacidad de decisión sobre lo que ocurre con nuestros cuerpos somos nosotras mismas, ni el Estado, ni el marido, ni Dios, ni el cura.
El tema de la interrupción del embarazo forma parte de las luchas históricas de las mujeres no sólo las venezolanas. Nosotras no estamos pidiendo que se legalice el aborto en cualquier condición. Estamos hablando de la semana número doce como límite para abortar.
-Pero, el Estado y principalmente las instituciones religiosas se oponen de plano a esta lucha
-Si, pero no hay una responsabilidad por parte de quienes erigen una bandera contra el aborto. No son las instituciones religiosas, ni el Estado quienes luego asumen la responsabilidad por el nacimiento de personas no deseadas. Lo asumimos las mujeres, además como una modalidad de castigo. Porque en la medida en que tienes hijos no deseados se disminuyen tus posibilidades de desarrollo.
No hay una armonía entre quienes levantan las banderas en contra del aborto y las acciones que ejecuta en función de eso.
Para las religiones, las mujeres siempre hemos sido impuras, malvadas, brujas, mentirosas, seres inferiores, entre otras caracterizaciones de estas instituciones hacia el sexo femenino.
-¿Cuál es el papel de la Araña Feminista en la búsqueda de despenalizar el aborto?
-La Araña es un colectivo donde confluyen varios movimientos. Y aunque somos un colectivo de reciente data, nuestras luchas se inscriben dentro las luchas históricas de las mujeres venezolanas. Trabajamos en agrupadas en comisiones, una de ellas está dedicada al tema de la despenalización de la interrupción libre y voluntaria del embarazo.
Este tema es parte de nuestra agenda central. No lo abordamos a media máquina ni disfrazado, es frontal.
-¿Cuál es la situación del feminismo en Venezuela?
-Hay un re-despertar del movimiento feminista de izquierda revolucionaria. Porque ha habido un proceso de creación de colectivos, de ampliación de otros, de inclusión del tema de género en diversos movimientos como el Frente Campesino y el de Pobladores, que ahora tienen un ala feminista.
Eso significa que el tema ha ido tomando fuerza y desarrolla espacios de articulación como la Araña Feminista.
Hay que reconocer que diarios como Ciudad Caracas y el Correo del Orinoco dediquen centimetrajes al desarrollo de nuestros temas. Pero estos cambios operan lentamente y desde todas las instancias, en permanente pugna.
Nosotras nos enfrentamos a la forma de opresión primara en la sociedad que es la opresión que ocurre entre los sexos, en la que todo el mundo tiene “rabo de paja”.
Todavía falta, pero ha habido una ampliación de los espacios de lucha y su visibilización. No estamos escondidas.
-¿Qué te hace feminista?
-De la violencia contra la mujer todas hemos sido víctimas, directa o indirectamente y esos son golpes vitales que transforman mucho el proceso de empoderamiento de las mujeres.
Cuando una empieza a resistirse a todo aquello que culturalmente no te permite ser libre, que no te permite decidir por ti misma, y no sólo te das cuenta sino que empiezas a accionar en contra de eso, entonces ya eres una feminista, independientemente de que te llames o no.
Porque el feminismo no es otra cosa que la lucha contra un sistema de opresión. No puede haber socialismo sin feminismo.
-Cuando Gioconda Mota se dice feminista y lo expresa y práctica en su vida, seguro le dirán radical y eso hoy, en la revolución bolivariana no está bien visto
-Yo soy radical. El feminismo es radical, porque lo radical es verdaderamente revolucionario. Las cosas que hay que cambiar, hay que cambiarlas de raíz, por ejemplo el patriarcado.
Porque cuando hablamos de transformar el sistema capitalista no hablamos de echarle pinceladas, hablamos de intentar transformar este sistema en otra cosa.
Cuando me dicen radical me siento bien conmigo misma. Si me dijeran medias tintas, me pondría a llorar.
Ser radical con el discurso y la práctica conlleva la comprensión del proceso. Nosotras soportamos milenios de patriarcado, de misoginia. Apenas tenemos cientos de años de capitalismo, pero siglos y siglos de patriarcado.
No pienso que con las acciones actuales cambiemos totalmente esa realidad, pero comprender ese sentido de proceso no significa no actuar, no decir, no significa CALLAR.